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Pintura plástica o acrílica

Pintura mate

Pintura satinada o semibrillante

Elegir bien los utensilios y limpiadores es fundamental para no dañar la pintura.

Paños de microfibra

Esponjas suaves o mágicas

Jabón neutro y agua tibia

Evitar productos agresivos

1. Limpieza de polvo y suciedad ligera

2. Eliminación de manchas puntuales

3. Limpieza general de la pared

Huellas y grasa

Lápices de colores y rotuladores

Moho y humedad

Ventilación adecuada

Limpieza preventiva

Uso de pintura lavable en zonas de alto tráfico

¿Qué tipo de pintura es más fácil de limpiar?
Las pinturas plásticas o lavables son las más resistentes a la limpieza. Las paredes pintadas con pintura mate o temple requieren más cuidado para no dejar marcas.
¿Cómo quitar el polvo de las paredes pintadas?
Usa un plumero, un paño de microfibra seco o la aspiradora con accesorio de cepillo suave para retirar el polvo sin rayar la superficie.
¿Qué producto usar para limpiar manchas sin dañar la pintura?
Mezcla agua tibia con unas gotas de jabón neutro. Aplica con una esponja suave haciendo movimientos circulares y seca con un paño limpio.
¿Puedo usar bicarbonato para quitar manchas difíciles?
Sí, pero con cuidado. Haz una pasta suave con agua y bicarbonato, aplícala sobre la mancha y frota muy suavemente para no desgastar la pintura.
¿Cómo prevenir marcas y cercos al limpiar?
Evita mojar demasiado la pared, seca de inmediato tras la limpieza y realiza limpiezas periódicas para que la suciedad no se incruste.

Mantener las paredes pintadas limpias no tiene por qué ser complicado si usas las técnicas y productos adecuados para cada tipo de pintura. La clave está en actuar con suavidad, evitar productos agresivos y secar bien para no dejar marcas.
Con limpiezas regulares, atención a las manchas puntuales y un buen mantenimiento preventivo, tus paredes conservarán su color y acabado durante más tiempo, aportando frescura y cuidado a tu hogar.

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